La ciudad dónde yo existo

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viernes, 20 de diciembre de 2013

El té y otras adicciones

Yo te quería, ahora té quiero. Y ya no te quiero. 
Mentira, te quiero, y mucho, pero tu ya no quieres té…

El té de la mañana ha quedado en el olvido, paso a ser algo épico, la leyenda no continua.
Está frío.
Igual que mi cadáver, igual que tu corazón.
Se ha roto un espejo, mientras hablamos de nuestros sueños rotos y lo que nunca hicimos.

Que las flores ya no dan té y corazones rotos. 
Tazas de porcelana y cubiertos de cristal.
Rotos.

En peltre, con anís. Me fumaré mis frustraciones porque ya no quieres té.
Yo ya no quiero té tampoco. Sigue caliente.

Me fumaré entonces el taboo, me fumaré la menta con pasiflora.
Me beberé entonces mis adicciones, y me iré a dormir temprano.
Porque ya no quiero té.
Ni te quiero.



Esta bien, quiero té.

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